La emergencia económica de la Municipalidad de Paraná tendrá, al menos, dos años de duración. A través del decreto 1.744 el Ejecutivo dispuso la prorroga hasta el 31 de diciembre de 2009 de la emergencia administrativa, económica, financiera y de los servicios públicos declarada por ordenanza 8.726 en diciembre de 2007.
La excusa para volver a implementar esta mediocre medida es “que quedan cosas por hacer y es necesario alcanzar el equilibrio económico, presupuestario y fiscal”. Algo bastante contradictorio por lo poco se ha hecho en este primer año de gestión, sumado a esto que se han aumentado sueldos, creado nuevos cargos, asignado nuevas categorías a muchos empelados de planta y pasado a muchos, que tenían contratos, a ser personal de planta permanente,
Podríamos decir que si la crisis municipal fue la causante de prestaciones pésimas de servicios esenciales: problemas con el agua, proliferación de basurales, calles intransitables… una ciudad en estado de abandono, parece que los paranaenses tendremos que acostumbrarnos a esta situación, casi haitiana, ya que viviremos otro año de idéntica manera.
Mientras pagamos los impuestos más caros del país, mantenemos una planta de casi 5000 empleados que doblan el sueldo de cualquier trabajador del sector privado y que se consume casi toda la recaudación, lo que nos prohíbe disfrutar de una ciudad digna. Sin embargo mientras la plata no alcanza, algunos iluminados, que se cansaron de hacer negocios cuando tuvieron la oportunidad de ocupar cargos a nivel provincial, intentan de todas formas incorporar al municipio maquinas de barrido y ticketeadoras de estacionamiento.
El Municipio se ha transformado en un grupo de becados, que por tener el traste en la silla cada mañana, se reparten la recaudación que día a día, a los que trabajamos por fuera de la municipalidad, se nos vuelve más impagable. Hasta ahí resultaría una triste realidad tolerable, sin embargo nos queda soportar que por cada medio, en cada oportunidad que se presente, hagan declaraciones que no reflejan otra cosa que un burla. Aunque no pueda creerse, nos cagan y se nos ríen en la cara.
La excusa para volver a implementar esta mediocre medida es “que quedan cosas por hacer y es necesario alcanzar el equilibrio económico, presupuestario y fiscal”. Algo bastante contradictorio por lo poco se ha hecho en este primer año de gestión, sumado a esto que se han aumentado sueldos, creado nuevos cargos, asignado nuevas categorías a muchos empelados de planta y pasado a muchos, que tenían contratos, a ser personal de planta permanente,
Podríamos decir que si la crisis municipal fue la causante de prestaciones pésimas de servicios esenciales: problemas con el agua, proliferación de basurales, calles intransitables… una ciudad en estado de abandono, parece que los paranaenses tendremos que acostumbrarnos a esta situación, casi haitiana, ya que viviremos otro año de idéntica manera.
Mientras pagamos los impuestos más caros del país, mantenemos una planta de casi 5000 empleados que doblan el sueldo de cualquier trabajador del sector privado y que se consume casi toda la recaudación, lo que nos prohíbe disfrutar de una ciudad digna. Sin embargo mientras la plata no alcanza, algunos iluminados, que se cansaron de hacer negocios cuando tuvieron la oportunidad de ocupar cargos a nivel provincial, intentan de todas formas incorporar al municipio maquinas de barrido y ticketeadoras de estacionamiento.
El Municipio se ha transformado en un grupo de becados, que por tener el traste en la silla cada mañana, se reparten la recaudación que día a día, a los que trabajamos por fuera de la municipalidad, se nos vuelve más impagable. Hasta ahí resultaría una triste realidad tolerable, sin embargo nos queda soportar que por cada medio, en cada oportunidad que se presente, hagan declaraciones que no reflejan otra cosa que un burla. Aunque no pueda creerse, nos cagan y se nos ríen en la cara.
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