Paraná: un verano desolado

La temporada turística ha comenzado y sin embargo la ciudad sigue sin recibir viajeros, se cayeron las reservas y los niveles de ocupación son bajísimos.
Mientras el Secretario de Turismo se broncea en Punta del Este, y lee en su noteebok el fracaso de su paquete turístico, promocionado en diversos puntos del país, la ciudad, en pleno enero, esta desolada.
Este año la excusa será, sin duda, la bajante del río. Pues cuando el país va bien y la gente viaja los laureles son para las gestiones de turismo, pero cuando la cosa se pone negra, siempre aparece algún corte de ruta, problema climático, etc que sirva para salvar las papas.
Nadie quiere una ciudad sin playas, dice la nota publicada en el Once Digital. Pues Paraná, hoy en día, sólo tiene eso para ofrecer. Un par de playas en regular estado, y largas siestas.
El turista, y esto dicho por empresarios hoteleros, se aburre en Paraná. Al segundo día no tiene que hacer, no encuentra novedades. Mientras tanto la gestión Halle descansa en la posibilidad que algún madrugado compre y quiera pasarse una semana en una ciudad que sólo puede brindarle una reposera a la orilla del Paraná.
¿Realmente a alguien se le ocurre que una persona puede hacer su salida de vacaciones, después de un intenso año laboral, para pasar una semana en la pileta de un club?.
En este tema, como en la mayoría en los que debe prestar atención el municipio, se sigue sin rumbo. En un año no se ha logrado que Paraná tenga una oferta atractiva y el estado de abandono de la ciudad espanta a los pocos viajeros que pueden llegar por esta zona.
Mientras los empresarios hoteleros y gastronómicos hacen malabares para salvar una temporada, que a muerto antes de nacer, las autoridades siguen preocupadas en su única tarea, la que los consumió durante todo su primer y mediocre año de gestión, hacer caja para pagar los sueldos.